Al ofrecer una Misa, no solo estás celebrando el nacimiento de Jesús, sino también brindando un regalo de esperanza a los más desfavorecidos. Tu donación ayuda a los sacerdotes a continuar su labor en lugares donde la pobreza es extrema, permitiéndoles celebrar estas fiestas y llevar el mensaje de la salvación a todos, especialmente a los más necesitados.
Este gesto de amor y solidaridad transforma la Navidad y el Año Nuevo en una celebración compartida, donde el amor de Cristo se extiende más allá de las fronteras, llegando a aquellos que más lo necesitan.