formación de sacerdotes en África

Ayuda a la formación de 221 futuros sacerdotes de la Arquidiócesis de Kinshasa

Casi un tercio de todos los candidatos al sacerdocio en el mundo proviene hoy del continente africano. Un ejemplo esperanzador se encuentra en la República Democrática del Congo, donde el número de vocaciones es muy alentador. Solo en la Arquidiócesis de Kinshasa, actualmente hay 221 jóvenes que se están formando para convertirse en sacerdotes.

El rector, el padre Emmanuel Kwazifwanga Abita, quien conoce de cerca sus historias, nos comparte:
“Uno de nuestros seminaristas, cuando era niño y asistía a misa con sus padres, ya albergaba el deseo de ser sacerdote. Al ver celebrar la Eucaristía, sentía en su interior el anhelo de ser como ese sacerdote. En casa, reunía a sus hermanos, vecinos y amigos para jugar a ser sacerdote delante de ellos. Aunque con el tiempo perdió ese sentimiento infantil, a los 15 años volvió a experimentar ese deseo. Quería ser como el párroco local, que predicaba con pasión y dedicación, ayudaba a los enfermos y atendía a los jóvenes. Entonces se acercó a él, quien le aconsejó participar en unos días de retiro diocesano”.
Actualmente, ese joven cursa sus estudios en el seminario mayor.

Sin embargo, también hay candidatos que llegan al sacerdocio por caminos más complejos. El rector lo sabe por experiencia:
“Los caminos del Señor no son nuestros caminos. Es Él quien llama a quien quiere, como quiere y cuando quiere. Cada seminarista tiene su propio recorrido, su historia personal y su experiencia única con su vocación y con Dios. La tarea de los formadores del seminario es examinar y purificar las motivaciones de quienes desean ser sacerdotes. El deseo de serlo debe nacer del anhelo de servir al Evangelio. Es el amor a Cristo lo que debe motivar verdaderamente a los candidatos”.

Lo fundamental es brindar una formación sólida a los futuros sacerdotes y acompañarlos durante todo su proceso. El rector enfatiza:
“No se trata solo de alcanzar un nivel intelectual adecuado, sino también de cultivar una vida espiritual y moral profunda. Ellos viven en una sociedad en constante transformación, donde los valores muchas veces se ven invertidos. Por ello, necesitan una formación coherente y adaptada, que los prepare para afrontar los desafíos del mundo actual. Su futuro apostolado requiere una preparación que hable el lenguaje de las personas de hoy, sin dejar de ser fiel al Evangelio, que propone un estilo de vida frecuentemente contrario al del mundo”.

Pero formar a estos futuros sacerdotes requiere recursos económicos. La Iglesia en África es rica en vocaciones, pero pobre en medios materiales. Por esta razón, este año queremos apoyar con 40.000 euros la formación de los 221 jóvenes de la Arquidiócesis de Kinshasa que están siguiendo el llamado de su vocación.

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