Apoyamos a la Iglesia donde sufre pobreza, discriminación y persecución
ACN aumentó en 2023 su ayuda para la formación de sacerdotes, religiosos y laicos –algo que siempre ha sido una prioridad principal de la organización– hasta alcanzar un porcentaje del 26,7%, lo que supuso más de una cuarta parte de la ayuda total proporcionada.
A su vez, los proyectos de construcción, reconstrucción y rehabilitación de iglesias y edificios eclesiales acapararon un 26,8% de los fondos, es decir, también más de una cuarta parte del total.
En 2023 pudimos volver a garantizar el sustento de sacerdotes y religiosas facilitándoles estipendios de misas y subsidios económicos, respectivamente. A estas actividades destinamos un 21,6% de los fondos recaudados.
Además, en situaciones graves de crisis nos movilizamos para apoyar a la población necesitada con medidas de ayuda de emergencia. En 2023, tales medidas de emergencia se ofrecieron en zonas en las que los cristianos están amenazados por la violencia y el desplazamiento forzoso, abarcando un 10,8% de nuestra ayuda total.
1. FORMAS DE AYUDA DE MÁS IMPACTO EN 2023
2. DISTRIBUCIÓN DE LA AYUDA POR ÁREAS GEOGRÁFICAS
“¡Señor, sálvanos, que perecemos!” (Mt 8, 25): este ruego ferviente de los discípulos de Jesucristo en un lago de Genesaret sacudido por la tempestad podría ser también nuestro grito de socorro hoy en vista de las nuevas guerras y crisis desatadas actualmente.
En 2023 fuimos testigos de un sufrimiento indecible: la miseria y la situación desesperada en Oriente Próximo, la guerra en Ucrania, el creciente terrorismo islamista en África, el asedio y la persecución de muchos cristianos en regímenes totalitarios; y eso sin olvidarnos de los problemas sociales, económicos y religiosos que aquejan a nuestros propios países.
Es cada vez más obvio que pereceríamos realmente si el Señor no nos ayudara.
Para muchos de nuestros sufridos hermanos de 138 países, una expresión de su ayuda y de su divina presencia es el apoyo que ACN ha sido capaz de otorgar gracias a la generosidad de sus benefactores. Las donaciones no se han reducido pese al contexto actual de inflación elevada. Contemplamos con agradecimiento cómo Dios conmueve los corazones de nuestros donantes para convertirlos en samaritanos misericordiosos.
Muchas declaraciones demuestran que los sacerdotes, religiosos, obispos y fieles que reciben esa ayuda rezan agradecidos por sus benefactores y en el nombre de estos.
A todos vosotros que contribuís al éxito de esta buena obra que lleva el amor de Dios hasta aquellos que sufren, os bendigo de todo corazón y os encomiendo, junto con vuestras familias y vuestros ruegos, a la protección de la Virgen María.
Cardenal Mauro Piacenza,
Presidente de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre