Nigeria es un país peligroso para los sacerdotes: en los últimos diez años, más de 150 han sido secuestrados y más de una docena asesinados. Sin embargo, el número de vocaciones no solo no ha disminuido, sino que incluso ha aumentado, y muchos jóvenes desean convertirse en sacerdotes diocesanos o religiosos.
Una de las congregaciones que cuenta con un gran número de vocaciones es la de los Hijos de María, Madre de la Misericordia, fundada en 1970 en el sureste de Nigeria. Actualmente, 76 jóvenes pertenecientes a esta congregación se encuentran en camino hacia el sacerdocio.
Dos de ellos comparten su testimonio vocacional:
Desde niño, el hermano John Paul quería ayudar a los pobres y defender a quienes no tienen voz ni pueden protegerse por sí mismos, por lo que soñaba con ser abogado. Sin embargo, con el tiempo, nació en él el deseo de ser sacerdote. Él lo explica así:
“El sacerdote tiene una función importante: llevar a las personas a Cristo y a Cristo a las personas. Es un padre espiritual para miles de fieles. Los sacerdotes son testigos vivos de Cristo. Creo que el sacerdocio me dará la oportunidad de dedicarme por completo al servicio de Dios y del prójimo. Quiero seguir dando lo mejor de mí en el seminario, ya que me estoy preparando para servir a Cristo y a su Iglesia. Deseo ser un sacerdote santo, capaz de guiar y cuidar el rebaño de Cristo según su voluntad y la de la Iglesia.”
Por su parte, el hermano John Bosco ya jugaba desde pequeño a ser sacerdote. Repartía galletas como si fuesen hostias entre sus hermanos, amigos y los niños del vecindario, imitando con seriedad el gesto de la comunión. Con el tiempo, su deseo maduró y se profundizó, hasta que finalmente conoció a la congregación de los Hijos de María, Madre de la Misericordia. Él recuerda:
“Su carisma, centrado en dar testimonio de la misericordia de Dios, influyó decisivamente en mi decisión. Dar testimonio de Cristo a través de una vida de misericordia era, para mí, la forma perfecta de vivir lo que anhelaba. Su espíritu y práctica de la vida comunitaria me inspiraron aún más. Pero lo que más me impresionó fueron sus actividades misioneras, cuyo objetivo es evangelizar cada rincón del mundo. Eso era exactamente lo que yo había imaginado para mi vida como sacerdote.”
Durante su tiempo en el seminario, su entusiasmo no ha hecho más que crecer.
El hermano John Paul, el hermano John Bosco y sus 74 compañeros necesitan de nuestras oraciones y nuestro apoyo para continuar su camino hacia el sacerdocio. Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada Perú, les hemos prometido seguir acompañando su formación un año más.