A causa de la guerra, la mayoría de los habitantes de Ucrania sufre miedos, traumas y una constante tensión psicológica. Muchas personas también experimentan sentimientos de odio y rabia. Numerosas familias han sido separadas, y es posible que no vuelvan a reunirse. La sanación del alma es, al menos, tan importante como la atención a las necesidades materiales inmediatas y la reconstrucción de ciudades e infraestructuras tras el conflicto. Por eso, además de brindar ayuda caritativa a los desplazados y necesitados, la Iglesia se esfuerza especialmente por acompañar espiritualmente a quienes viven en medio del dolor y la incertidumbre.
Monseñor Vitaliy Kryvytskyi, obispo de Kiev-Zhitómir, ha notado una creciente demanda de servicios pastorales, particularmente entre los jóvenes. Por ejemplo, mientras que antes asistían alrededor de 200 jóvenes a la Jornada Diocesana de la Juventud, hoy participan cerca de 400. Lamentablemente, la diócesis cuenta con muy pocos espacios adecuados para eventos de gran magnitud.
Ante esta necesidad, se ha encontrado una solución: en Zarichany, cerca de Zhitómir, se proyecta instalar una gran carpa permanente con capacidad suficiente para albergar grupos numerosos. Este espacio servirá para encuentros juveniles, jornadas de reflexión, actividades para familias y desplazados, ejercicios espirituales para sacerdotes y religiosos, entre muchas otras iniciativas pastorales. Además, la carpa podrá alquilarse para otros eventos, lo que también generará ingresos para la diócesis.
El obispo nos ha pedido apoyo con estas palabras:
“Esta es una parte esencial de la pastoral, para que la Iglesia esté viva, cercana al pueblo y pueda cumplir eficazmente su misión. Tengan la certeza de que, con gratitud, siempre tenemos presentes en nuestras oraciones a todos los colaboradores y benefactores que apoyan nuestro servicio en Ucrania”.
Nosotros hemos prometido un apoyo de 39.500 euros para la adquisición e instalación de la carpa, porque creemos firmemente que contribuirá significativamente a ofrecer un camino de esperanza no solo a los jóvenes, sino también a los adultos que necesitan acompañamiento espiritual y psicológico.
