Mientras millones de personas intentan escapar de Ucrania, algunos insisten en quedarse para ayudar a los que no pueden huir. Entre ellos están los trabajadores diocesanos, voluntarios, sacerdotes y religiosas de la diócesis de Kiev-Zhitómir. Estas incluso están donando sangre. Todos saben que si se quedan  arriesgan su vida. ACN apoya proyectos en la diócesis desde hace muchos años y acaba de dar una ayuda de emergencia de casi un cuarto de millón de euros con motivo de la guerra.

El obispo Vitalii Kryvytsky, de la diócesis latina de Kiev-Zhitómir, es uno de los muchos líderes eclesiásticos de Ucrania que se ha negado a abandonar su rebaño. La diócesis abarca la capital, Kiev, y las zonas circundantes, que están sometidas a una presión cada vez mayor a medida que las tropas rusas se acercan, intentando rodear la ciudad.

Mientras la guerra en Ucrania entra en su cuarta semana, la diócesis, que cuenta con el apoyo de la fundación internacional Ayuda a la Iglesia que Necesitada (ACN) para superar la gran crisis humanitaria que están viviendo, compartió con esta un informe en el que se detalla no sólo el sufrimiento al que se ve sometida la población, sino también el esfuerzo de la Iglesia para aliviarlo y brindar ayuda.

A pesar del peligro inmediato que corren las vidas de todos los que se quedan, el clero de Kiev-Zhitómir, encabezado por el obispo, permanece con su gente. El obispo Vitalii es categórico al afirmar que en un momento como éste «no podemos estar en otro sitio».

Según la información enviada a ACN por el socio de proyectos, «muchos pueblos y ciudades se encuentran en estado de desastre humanitario y muchos de los ciudadanos no tienen ni agua ni comida».

«El equipo de la curia diocesana, sacerdotes, religiosas y laicos, reparte agua, alimentos y medicamentos en diferentes lugares donde es necesario y posible llegar. El personal diocesano también está ayudando a evacuar a la gente de los lugares peligrosos», escribe a ACN el padre Mateusz Adamski, ecónomo de la diócesis.

El obispo y el obispo auxiliar de la diócesis de Kyiv-Zhytomyr.
El obispo y el obispo auxiliar de la diócesis de Kyiv-Zhytomyr, donde la situación es cada vez más difícil.

Mientras los cohetes y los misiles llueven a diario, es un consuelo para la comunidad saber que no están solas. Organizaciones como ACN siguen prestando ayuda de emergencia, apoyando los esfuerzos de la Iglesia para ayudar a algunos de los más frágiles, como las personas con discapacidad, los jubilados, las familias numerosas y los desplazados internos. “Les enviamos nuestro agradecimiento por su solidaridad y sus oraciones. Estas semanas de guerra en Ucrania fueron las más duras y trágicas de la historia moderna. Estamos convencidos de que Dios nos está ayudando a sobrevivir estos tiempos difíciles a través de su oración y su ayuda”, escribe el padre Mateusz.

Esta misión requiere no sólo generosidad, sino poner la vida en peligro. El alcalde de Hostomel, situada en las afueras de Kiev, por ejemplo, fue asesinado a tiros mientras distribuía pan y medicinas entre la comunidad, según informan los medios de comunicación confirmados por la diócesis. «La misión humanitaria y los voluntarios están ahora en peligro por el riesgo para sus vidas; sin embargo, continuamos proporcionándolo donde sea necesario. Nosotros como Iglesia de Cristo estamos con nuestro pueblo que está en peligro, necesitado, vulnerable, asustado, herido y débil”, asegura el sacerdote.

La gente intenta ayudar de muchas maneras, viendo en estos actos una imagen de Cristo: «Debido a que hay muchos civiles y soldados heridos cada día, hay necesidad de donar sangre, por lo que los residentes de Kiev han donado grandes cantidades de sangre para ayudar tanto a los combatientes ucranianos como a los civiles heridos. Las religiosas que permanecen en la diócesis de Kiev-Zhitómir también han donado, porque es para ellas una posibilidad de hacer lo que Jesús hizo por nosotros cuando derramó su sangre para que pudiéramos vivir, para salvar la vida de otra persona».

A medida que la guerra entra en su cuarta semana, y la violencia no muestra signos de disminuir, las cifras que describen la tragedia actual siguen aumentando. Según cifras oficiales de la ONU, cerca de 3 millones de personas han huido de Ucrania desde que comenzó la invasión. Según fuentes ucranianas, los bombardeos han dañado 117 hospitales, 379 escuelas e incluso 43 ambulancias. Dirigentes católicos, tanto dentro como fuera de Ucrania, siguen pidiendo un alto el fuego inmediato.

ACN apoya a los sacerdotes y religiosos de la diócesis de Kiev-Zhitómir para que continúen con su labor pastoral y caritativa. En 2021, la fundación internacional tenía 41 proyectos en marcha en la diócesis y, desde que estalló la guerra, ha prestado apoyo a más de 300 sacerdotes y religiosos. ACN está proporcionando ayuda de emergencia a los cuatro exarcas greco-católicos y a las dos diócesis latinas del este de Ucrania, que abarcan Járkov, Donetsk, Zaporiyia, Odesa y Crimea. ACN también pide oraciones por la paz en Ucrania.

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