La República Democrática del Congo no es solo el país africano con mayor número de católicos, sino también uno de los que más vocaciones tiene, tanto al sacerdocio como a la vida religiosa. En la diócesis de Luiza, ubicada en el sur del país, sirven más de 260 religiosos y religiosas, y cada año se suman más jóvenes varones y mujeres.
Consciente de la importancia de su labor pastoral, el obispo Mons. Félicien Mwanama Galumbulula ha promovido la creación de un curso de formación continua de cuatro semanas para jóvenes religiosos antes de su profesión perpetua. Este programa complementa la formación de sus congregaciones y ofrece preparación adicional en Estudios Bíblicos, Ciencia Misionera, Derecho Canónico y Antropología, así como en Administración y gestión comunitaria. Un aspecto central del curso es la prevención de abusos en el trabajo con niños y jóvenes.
El obispo insiste en que esta formación avanzada es esencial, ya que diversas sectas están sembrando confusión entre los fieles al atacar la doctrina católica. En muchas aldeas, los religiosos son los únicos referentes para los creyentes y deben estar preparados para responder con claridad y competencia. Por ello, Mons. Mwanama considera prioritario que este curso se imparta cada año.
Testimonios de gratitud
El año pasado, gracias al apoyo de los benefactores, 32 jóvenes religiosos y religiosas pudieron participar en esta iniciativa.
La Hna. Béatrice Kanga Nsaka expresó su agradecimiento:
“Ciertamente, nuestra congregación organiza, dentro de sus posibilidades, ejercicios espirituales mensuales y, una vez al año, una semana completa de retiro. Pero allí no tenemos la oportunidad de dialogar con el predicador ni de hacerle preguntas.
El intercambio de experiencias entre nosotros, religiosos de una misma generación, también ha sido muy enriquecedor. He comprendido que las dificultades que enfrentamos en las escuelas con los jóvenes de hoy son similares en todas partes. Gracias de todo corazón a los benefactores de Ayuda a la Iglesia Necesitada por hacer posible esta experiencia inolvidable. ¡Que el Señor los bendiga abundantemente!”.
Por su parte, el Hno. Dominique Lushimba Mwenyi destacó el valor práctico del curso:
“Además del intercambio con otros religiosos y del aporte a la lectura orante de la Biblia y al crecimiento humano, aprendí aspectos muy útiles para la administración de la comunidad. Ahora sé elaborar un informe financiero, la importancia de guardar recibos y que durante la ejecución de un proyecto se deben realizar evaluaciones intermedias y finales. No olvidaré a los benefactores que hicieron posible nuestra participación. Que Dios los recompense con el ciento por uno”.
Un proyecto con frutos para la Iglesia local
Este año, 26 jóvenes religiosos y religiosas próximos a sus votos perpetuos tendrán también la oportunidad de acceder a este curso. Para hacerlo posible, se necesitan 11.500 euros.
Cada aportación es una inversión en la formación de quienes entregarán su vida al servicio de la Iglesia, asegurando así una vida religiosa sólida y fecunda para las comunidades locales.