Por: María Ximena Rondón

El Vicariato de Yurimaguas está ubicado en el departamento peruano de Loreto, al norte del país, en el corazón de la Amazonía. En la zona convergen tres ríos: el Huallaga, Shanusi y el Paranapura. Para llegar, debe realizarse una travesía de varias horas por barco o por una carretera no asfaltada, desde la ciudad de Tarapoto .

En este lugar, llamado “La Perla del Huallaga”, abundan la belleza natural, los recursos agrícolas, la riqueza lingüística y la diversidad cultural. Según el censo más reciente, realizado en el año 2017, la ciudad homónima de Yurimaguas cuenta con más de 62 mil habitantes, de los cuales alrededor de 40 mil son indígenas, que a su vez están clasificados en once grupos étnicos.

Sin embargo, esta riqueza humana y natural contrasta con la pobreza material de sus habitantes, pues según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Yurimaguas está entre los seis distritos más pobres y poblados de Perú. La tasa de pobreza se estima en un 53,3%. 

La presencia de la Iglesia Católica se remonta al siglo XVII, con la llegada de las misiones. Actualmente, 26 sacerdotes y 12 congregaciones religiosas se ocupan de las necesidades espirituales (y en algunos casos materiales), de los fieles de Yurimaguas, distribuidos en 72 mil kilómetros cuadrados que ocupa el Vicariato.

El Vicario de Yurimaguas, Monseñor Jesús María Aristín, expresó su preocupación a la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), ante la falta de vocaciones sacerdotales para atender a los 827 pueblos que están bajo su gobierno pastoral. 

Llegar a todo eso es imposible. Normalmente, a los pueblos grandes puedes llegar más a menudo, cada dos o tres meses o cada medio año. Pero a los pequeños puedes tardar dos o tres años en aparecer”, indicó. Por ello, para que no se pierda la fe católica, Monseñor Aristín explicó que en muchas localidades hay “dos o tres animadores pastorales laicos. Es gente que todos los domingos dirige la celebración de la Liturgia de la Palabra, se reúnen con los demás y mantienen viva la fe de la comunidad. Es una presencia constante y permanente. Entre todos van colaborando para hacer iglesia y construir la comunidad. Esta situación nos da el beneficio de llegar al 80% de las comunidades.”

Cuando acuden los sacerdotes, prosiguió, estos “celebran bautismos, casan, realizan primeras comuniones, pero se van porque tienen que atender otros pueblos”. 

Ante esa situación, el Vicario de Yurimaguas destacó la ayuda de la Fundación ACN para la formación de nueve seminaristas del seminario diocesano “Cristo Salvador”, apoyo brindado en el año 2020, junto con el estipendio de más de 780 intenciones de Misas en ese mismo periodo, y otras 1.350 intenciones de Misas en 2021.

“No cabe duda que la pastoral vocacional es algo muy prioritario, porque nos va el futuro en ello. En estos cinco años y medio hemos tenido una o dos ordenaciones sacerdotales y diaconales. Eso ha generado una alegría, un despertar y una atracción de vocaciones. Despierta la esperanza de que habrá sacerdotes. Si todos los años ordenamos un sacerdote, significa que en 20 años tendremos 20 presbíteros más”, manifestó.

El Obispo agregó que la manutención de los seminaristas representa “muchos costos, y la ayuda de ACN es realmente extraordinaria, porque nos permite despertar la esperanza”.

Respecto al encargo de las Misas, Monseñor Aristín explicó que “a diferencia de otros sitios donde se da limosna, aquí la gente es muy pobre y en la catedral de Yurimaguas puedes recibir apenas 20 o 30 soles (unos seis dólares) de una Misa”.

Reconstrucción de las iglesias, reconstrucción de la esperanza

Perú es un país con mucha actividad sísmica, debido a su ubicación en el Círculo de Fuego del Pacífico y sobre dos placas tectónicas (la de Nazca y la Sudamericana). En el año 2019, un terremoto provocó el colapso de la Iglesia matriz dedicada a la Inmaculada Concepción, en la misión de Lagunas, y de otra iglesia en la misión de Santa Cruz. Gracias al apoyo de ACN, ambos templos fueron reconstruidos.

Monseñor Aristín comentó que los lugareños aguardaban “con ilusión y con esperanza el día en que terminara la obra. Imagínate un pueblo de entre 3 a 4 mil habitantes donde de la noche a la mañana viene un terremoto y se cae la iglesia. Los de Santa Cruz se quedaron sin iglesia durante 3 años. La gente estuvo preguntando: ¿la iglesia para cuándo?”, contó el Obispo.

Por su parte, Javier Serquén, trabajador del Vicariato de Yurimaguas, resaltó que la propia comunidad participó en los trabajos de reconstrucción en Lagunas. “Ellos han cargado la madera, han cargado el agua desde el río Huallaga (que estaba como a unas diez cuadras del lugar). Fue una ayuda extraordinaria, porque no solo ayudaban las madres sino también los niños. Los hombres dejaban su trabajo en sus chacras (pequeñas parcelas de cultivo), para organizar sus horarios con los maestros de obra”.

El Obispo Aristín dijo que cuando se inauguraron los templos “todo el pueblo estaba reunido con pancartas de bienvenida y agradecimiento. La gente estaba feliz. Esto también ha supuesto un despertar para la parroquia, y aprovechando la nueva iglesia hemos puesto un párroco en Lagunas”. 

El trabajo de las religiosas

En el Vicariato hay unas 50 religiosas pertenecientes a 12 congregaciones como las Canonesas, las Carmelitas de Clausura, las Carmelitas Misioneras Teresianas, las Misioneras Marianas, entre otras. Monseñor Aristín explicó que se encargan de unas cinco parroquias, “solo que por supuesto no pueden celebrar Misa; dan catequesis, evangelizan al pueblo y celebran la liturgia de la Palabra todos los domingos”.  Esta labor también se realiza gracias al apoyo de los benefactores de ACN, cuya contribución permite el sostenimiento de estas religiosas. “Sin ellas, perdemos cinco parroquias”, afirmó el Vicario.

Lo poco que tienen, lo comparten

Monseñor Jesús María Aristín, indicó a la Fundación ACN que la mayoría de la población es agrícola y que tienen una economía de subsistencia. “Es gente muy trabajadora, porque empiezan a las 4 de la mañana y descansan al medio día. A lomo de hombros cargan lo que extraen. Son gente muy sacrificada y muy buena, y merecen todo el apoyo y respaldo”.

Recordó que durante la pandemia por el Covid-19, “la gente pasó hambre”, pero que los campesinos de las zonas rurales “de manera espontánea traían en sus canoas racimos de plátanos, de yuca y los entregaban a los habitantes de la ciudad. Fue una dinámica de solidaridad preciosa. Esos detalles que tiene esa gente son admirables, no los encuentras en otros sitios. En mi tierra, España, no se encuentra este estilo de solidaridad”, manifestó.

Por su parte, Javier Serquén añadió que “contemplamos su pobreza, pero comparten y no sufren por lo que están dando. Lo poco que tenemos también lo compartimos. Lo precioso de esto es la comunión que Dios está poniendo en este Vicariato”. 

Respecto a los frutos de servicio en la zona, Monseñor Aristín también agradeció el apoyo de ACN para realizar las Asambleas Vicariales en los años 2020 y 2021. Contó que estos eventos reúnen a casi 600 animadores pastorales y que “quedaron impactados de por vida. Saben que no están solos porque conocen a los hermanos del pueblo de al lado. Saben que todos llevan una misma filosofía y un mismo trabajo de animar a las comunidades en la liturgia los domingos, y para atender a los más necesitados durante la semana”.

“Si desaparece el apoyo, no podremos vivir”

Monseñor Aristín indicó que muchos de los proyectos y la subsistencia del Vicariato son posibles gracias a la ayuda de instituciones como la Fundación ACN, cuya labor en este lugar data desde la década de los 80. 

En un mensaje a los benefactores, expresó que “ustedes no se dan cuenta, pero es una alegría inmensa cada vez que apoyan un proyecto, es un motivo de fiesta y de esperanza. Esto nos exige seguir trabajando con más empeño, con más fuerza en esa tarea que nos ha encomendado la Iglesia de evangelizar este pequeño rincón del mundo. Pero si desaparece el apoyo de las instituciones como ustedes, aquí no podríamos vivir”, remarcó.

Para un recuadro:

La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada ha desarrollado en Perú alrededor de 20 proyectos de asistencia material y humanitaria entre los años 2021 y 2022, en lugares como Arequipa, Amazonas, Ayacucho, Callao, Cajamarca, entre otros.

Para más información, escribir al correo electrónico comunicaciones@acn-global.org .

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