La visita del papa a Canadá es vista por muchos como un paso fundamental en el proceso de sanación iniciado hace más de tres décadas por los pueblos indígenas canadienses. Un camino que ojalá conduzca a la reconciliación.
El papa Francisco ha iniciado su visita pastoral a Canadá, solicitada por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR). La CVR ha recogido los testimonios de antiguos supervivientes de los abusos del sistema de internados establecido por el Gobierno canadiense a mediados del siglo XIX para “matar al indio en el corazón del niño”, dando lugar a lo que muchos consideran un genocidio cultural. La CVR solicitó que el Papa presentara “una disculpa a los supervivientes […] similar a la presentada en 2010 a los irlandeses que sufrieron abusos” y que la transmitiera en persona en Canadá.
Ayuda a la Iglesia Necesitada ha hablado con el arzobispo de la diócesis de Regina (en la provincia de Saskatchewan), Mons. Donald Bolen, para entender mejor lo que supone esta visita. El arzobispo tiene una amplia experiencia en el diálogo con los indígenas.
¿Cuál es la relación entre la Iglesia católica canadiense y los pueblos indígenas en la actualidad?
En Canadá, las relaciones entre los pueblos indígenas y la Iglesia católica soportan el peso de un pasado complicado que todavía no se ha superado. La colonización y el sistema de internados financiado por el Estado han dado lugar a un legado de marginación de los pueblos originarios, en el que se han suprimido sus lenguas, culturas, tradiciones y espiritualidad. La participación católica en este sistema y el gran sufrimiento experimentado por muchos pueblos indígenas debido a abusos físicos, culturales, espirituales y sexuales han dado lugar a profundas heridas y traumas. La Iglesia católica, el Gobierno canadiense y la sociedad son culpables de mucho de lo ocurrido.
La situación difiere significativamente en los diferentes lugares del país. En Saskatchewan, donde hubo muchas escuelas católicas, es necesario abordar esa historia de forma directa.
Nos han dicho que escuchemos lo que tienen que decir los pueblos indígenas. ¿Qué es lo que debemos escuchar?
Se nos pide que prestemos atención al sufrimiento experimentado por los pueblos originarios, los inuits [esquimales] y los metis, se nos pide que veamos la historia desde su perspectiva. Se nos pide que veamos las injusticias sistemáticas que los pueblos indígenas siguen experimentando como la pobreza, el deficiente acceso a la salud y a la educación y la negación de sus derechos a la tierra. Se nos pide que veamos el impacto del trauma intergeneracional, evidenciado en altas tasas de encarcelamiento, adicción y suicidio, y que apoyemos los esfuerzos para abordar los problemas subyacentes. Se nos pide que apoyemos los esfuerzos en aras de fortalecer o recuperar la lengua, la cultura y la espiritualidad indígenas. Se nos invita a reconocer la belleza y la sabiduría de las formas indígenas de ver y cuidar la Creación. Caminar juntos significa escuchar, para que podamos ser amigos y aliados en la construcción de un futuro mejor para los pueblos originarios, los inuit y los metis, y para todos los que habitan esta tierra.
El año pasado, muchas iglesias y edificios católicos fueron incendiados o vandalizados. ¿Por qué ocurrió esto y por qué la Iglesia canadiense no reaccionó con la firmeza que algunos hubieran deseado al condenar estos crímenes?
El año pasado, en los emplazamientos de los internados para los pobladores originarios de estas tierras, un georradar identificó lo que podrían ser tumbas sin marcar, eso desató una reacción de ira, frustración y trauma. En cierto modo, esto dirigió la atención de forma dramática sobre todo lo que había salido a la luz a través del proceso de verdad y reconciliación. En algunos lugares, la ira llevó a la violencia y la destrucción, incluida la quema de iglesias, muchas de ellas construidas y atendidas por feligreses indígenas locales.
Aunque muchos se manifestaron consternados por la quema de iglesias, también hubo un reconocimiento de la razón de esa ira y de que tenemos que abordar las injusticias que los pueblos indígenas han experimentado y siguen experimentando.
¿Qué ha aprendido usted de su experiencia de reconciliación con los pueblos indígenas?
Como obispo que acompaña a los pueblos indígenas, a los supervivientes de los internados y también a las víctimas de abusos sexuales por parte del clero, me identifico con el papa Francisco cuando habla de “curar las heridas”, lo cual es una parte central del ministerio de Jesús y se ha convertido en parte central del mío.
Para mí, ha sido un enorme privilegio trabajar con los supervivientes de los internados y con las víctimas de los abusos sexuales. He tenido la oportunidad de trabajar con personas maravillosas con muchos dones, que son muy sabios acerca de cómo debemos avanzar hacia la sanación y de cómo necesitamos cambiar como comunidad cristiana. Creo que el Espíritu Santo está realmente presente en esta labor.
¿Cuál debería ser el siguiente paso tras la visita pontificia?
El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación deja claro que las disculpas no son el fin, sino un punto de partida para nuevas acciones. Ya se han iniciado conversaciones sobre lo que ocurrirá “el día después de la disculpa” del papa Francisco en suelo canadiense.
En primer lugar, existe el deseo de avanzar hacia una comprensión más profunda de la historia de los pueblos indígenas y su relación con la Iglesia. Esto implica apoyar a las comunidades para que cuenten su historia, incluida la experiencia de los internados; pedir disculpas a medida que nos vayamos enterando de los errores cometidos; y acompañar a las comunidades de los indígenas en su sanación.
En segundo lugar, se nos pide que apoyemos los derechos inherentes de los pueblos indígenas, otorgados por el Creador. El reconocimiento de estos derechos está en el espíritu de la Doctrina Social de la Iglesia.
En tercer lugar, se nos pide que apoyemos a los pueblos indígenas en sus esfuerzos por recuperar o fortalecer su lengua, cultura y tradiciones.
En cuarto lugar -y esto es algo muy importante para el papa Francisco-, se nos pide que respetemos y apoyemos la sabiduría indígena respecto a la Creación. Las tradiciones espirituales indígenas consideran que cada persona está conectada con la tierra, con todas las criaturas y con todos los seres humanos, tanto los que nos han precedido como los que están por venir, que no deberíamos tomar decisiones sin tener en cuenta el impacto en las próximas siete generaciones. Esta comprensión de la creación tiene mucho que enseñarnos.