El párroco de Yelewata está decidido a quedarse y contribuir a la reconstrucción tras la masacre
El sacerdote nigeriano que apenas logró escapar con vida de una de las peores masacres de cristianos en el país, ha manifestado su firme decisión de permanecer en la comunidad y ayudar a reconstruirla tras la persecución.
En su más reciente entrevista con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada Perú (ACN), el padre Ukuma Jonathan Angbianbee habló mientras seguían llegando reportes sobre el número de víctimas en la aldea de Yelewata, en el estado de Benue. La cifra ya supera los 200 muertos, luego de que se descubrieran más de 20 cadáveres recientemente en el bosque y en un edificio abandonado.
El párroco explicó a ACN que, dos días después de la masacre, solo asistieron 20 de los casi 500 feligreses que normalmente acuden a la misa dominical en la iglesia de San José. El resto, dijo, han muerto o han huido hacia pueblos y ciudades cercanas. A pesar de haber estado a punto de ser asesinado por hombres armados y de llevar menos de dos años como sacerdote, el padre Jonathan aseguró estar decidido a quedarse y reconstruir la parroquia.
“Estoy aquí, en Yelewata. Aquí me quedo, y aquí seguiré sirviendo al pueblo para la gloria de Dios”, afirmó durante la entrevista. También confesó que aún intenta superar la experiencia “aterradora” vivida la noche de la masacre, cuando al escuchar disparos en el exterior, él y quienes se encontraban en la casa parroquial —incluidos niños— se lanzaron al suelo. Mientras tanto, señaló, “muchos de nuestros feligreses, hoy dispersos, desean regresar y reconstruir sus vidas”.
Enfatizando la necesidad de poner fin a la violencia, el sacerdote declaró: “La noche de la atrocidad, la policía hizo todo lo que pudo. Para el futuro, esperamos que se asigne más personal de seguridad. El gobierno ha prometido perseguir a los responsables, y nosotros esperamos que se llegue hasta la raíz del problema”.
Se informó que el general Christopher Musa, jefe del Estado Mayor de la Defensa de Nigeria, visitó el lugar de la masacre a principios de la semana y sugirió que pudo haber colaboración interna en los ataques: “Hemos observado que algunos incendios fueron iniciados de manera selectiva, lo que indica la presencia de infiltrados que sabotean los esfuerzos de las fuerzas de seguridad”.
Destacando que la localidad se encuentra cerca de la inestable frontera de Benue con el estado de Nasawara, el párroco hizo un llamado para reforzar la seguridad con una base militar o al menos con un cuartel policial. Añadió que, si se garantiza la seguridad, muchas de las familias que huyeron la noche del ataque estarían dispuestas a regresar.
El padre Jonathan también indicó que las víctimas del ataque eran desplazados que vivían temporalmente en las viviendas ubicadas en la plaza del mercado del pueblo, pero que muchos de ellos consideran Yelewata como su hogar. Subrayó además que quienes ahora se refugian en lugares como Dauda necesitan ayuda, y pidió oraciones y acciones concretas en favor de la justicia y la paz. Concluyó con un deseo: “Que Dios conceda el descanso eterno a quienes perdieron la vida, consuelo a los afligidos y la restauración de la paz”.