Por: María Ximena Rondón
Entre el 18 y el 22 de octubre, 135 niños de la OMP (Obras Misionales Pontificias), Infancia y Adolescencia Misionera y la Catequesis de Primera Comunión de la Parroquia San José de Bellavista, de la Diócesis del Callao (zona urbana periférica de la costa central de Perú), se unieron a la iniciativa “Un Millón de Niños rezando el Rosario”, de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, ACN.
Vanessa Silva Rivera, coordinadora de la OMP, Infancia y Adolescencia Misionera Parroquia San José de Bellavista, contó a ACN que este es el quinto año consecutivo en el que realizan esta actividad, y que en esta ocasión fue promovida tanto por la OMP como por el párroco, el Padre Jaime Sánchez Quezada.
Silva explicó que buscan inculcar en los niños de la zona, conocida como Bellavista, ubicada en la periferia urbana, que “la Virgen María es el mejor ejemplo y modelo misionero, ya que con humildad y docilidad acepta hacer la voluntad de Dios. Además, fue una mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento”. Por ello, una de las principales intenciones del Rosario fue por los niños que sufren por la guerra entre Israel y Palestina, la cual se ha intensificado en las últimas semanas. También encomendaron a todos los infantes de los cinco continentes.
Bajo el lema “Corazón misionero, Iglesia en camino”, el día 18, participaron 15 niños de la OMP y el domingo 22 de octubre acudieron 120 niños más, a quienes se convocó durante las tres semanas previas al evento y se les impartieron charlas sobre el significado del Rosario y sobre la Virgen María como modelo misionero. Cada uno de los pequeños recibió un globo, una caja que contenía un Rosario, el lema, el folleto y kit misioneros que ACN puso a disposición a través de su sitio web.
El día 18, fecha central de “Un millón de niños rezando el Rosario”, los asistentes se congregaron en el parque Isabel la Católica, cercano a la parroquia, y el 22 se reunieron en una escuela ubicada detrás del templo, junto con el párroco, los animadores y los catequistas.
Para el Padre Jaime Sánchez es importante “fomentar que se siembre este tipo de experiencias en los niños, porque luego ellos serán jóvenes. Se espera que sean catequistas o tengan alguna vocación. La infancia misionera siempre está atenta a las actividades de ACN”.
En ese sentido, Vanessa Silva dijo que los pequeños provienen de realidades complicadas, de zonas periféricas donde “hay hambre y sed de Cristo”, y que varios tienen necesidades económicas y espirituales. Además, al evangelizarlos, ellos “motivan a sus familias para que estas se integren a la parroquia. Ellos son como la Virgen María cuando fue a cuidar a su prima Isabel: unen y ayudan a los suyos”.