La Novena de la Natividad de la Virgen María es más que una tradición; es un llamado a la unión espiritual en tiempos de necesidad. A través de esta devoción, nos acercamos al corazón de nuestra Madre celestial, buscando su intercesión poderosa y su amor maternal. En cada oración, hallamos consuelo y fortaleza, especialmente por aquellos hermanos y hermanas que sufren persecución por su fe.

Unirnos en esta novena es un acto de profunda solidaridad. Mientras recordamos el nacimiento de la Virgen María, invocamos su protección sobre los cristianos que, hoy en día, enfrentan la oscuridad de la opresión. Ellos encuentran en la oración una luz que guía sus pasos y un refugio en medio de la adversidad.

Con cada Ave María, elevamos nuestras voces como una sola, pidiendo que la paz y la esperanza renazcan en sus corazones. Que la Virgen María, fuente de consuelo, nos inspire a ser constantes en la oración y a confiar en el poder transformador de la fe, ofreciendo a los perseguidos la esperanza de un futuro mejor bajo su maternal amparo.