Han pasado quince años desde que el papa Benedicto XVI instituyó la Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China, que se celebra el 24 de mayo, festividad de María Auxiliadora, patrona del país. Esta fiesta se celebra en el país asiático con suma devoción. Antes de la pandemia miles de peregrinos cristianos visitaban anualmente el santuario de María Auxiliadora en Sheshan cerca de Shanghái.
En una carta firmada por Benedicto XVI el domingo de Pentecostés de 2007 dirigida a “los obispos, a los presbíteros, a las personas consagradas y a los fieles laicos de la Iglesia católica en la República Popular China”, el Papa llamaba a la Iglesia en todo el mundo a orar cada año por la Iglesia en China.
El deseo de Benedicto XVI era promover más unidad en una comunidad dividida en «oficial» y «clandestina»; pero al mismo tiempo, el papa emérito también quería apuntar a una mayor comunión entre toda la Iglesia católica y los católicos chinos. Por eso, todos los católicos están llamados a expresar su solidaridad con los cristianos en China en este día.
Por otra parte, también se trata de pedir por el fortalecimiento de la fe de los cristianos en este país asiatico; especialmente porque las posibilidades de testimonio público y la práctica de la fe e incluso la proclamación explícita del evangelio son cada vez más restringidas por el gobierno comunista chino.
El Papa Francisco ha apoyado y alentado esta iniciativa desde los comienzos de su pontificado. El 23 de mayo de 2021, durante el rezo del Regina Caeli, el santo padre comentó: “Os invito a acompañar con ferviente oración a los fieles cristianos en China, nuestros queridos hermanos y hermanas, a quienes llevo en lo más profundo de mi corazón. Que el Espíritu Santo, protagonista de la misión de la Iglesia en el mundo, los guíe y ayude a ser portadores de la buena nueva, testigos de bondad y caridad, constructores de justicia y paz en su patria.”
El papa Benedicto XVI compuso una oración para rezar especialmente en este día (ver abajo). Entre otras peticiones, la oración dice: “Señora nuestra de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China, en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando, para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús.”
La fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), hace un llamado a los bienhechores y amigos, y a todas las personas de buena voluntad, a unirse a la Jornada Mundial de Oración por China, ya que la fundación está convencida de que las oraciones son más necesarias que nunca para conmover los corazones y las mentes de todos aquellos que causan sufrimiento a los cristianos de China y otras minorías religiosas.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE SESHAN
Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado y Madre nuestra,
venerada con el título de “Auxilio de los cristianos” en el Santuario de Sheshan,
a la que se dirige con devoción toda la Iglesia en China,
hoy venimos ante ti para implorar tu protección.
Mira al Pueblo de Dios y guíalo con solicitud maternal
por los caminos de la verdad y el amor, para que sea siempre
fermento de convivencia armónica entre todos los ciudadanos.
Con el dócil “sí” pronunciado en Nazaret tú aceptaste que
el Hijo eterno de Dios se encarnara en tu seno virginal
iniciando así en la historia la obra de la Redención,
en la que cooperaste después con solícita dedicación,
dejando que la espada del dolor traspasase tu alma,
hasta la hora suprema de la Cruz, cuando en el Calvario permaneciste
erguida junto a tu Hijo, que moría para que el hombre viviese.
Desde entonces llegaste a ser, de manera nueva,
Madre de todos los que acogen a tu Hijo Jesús en la fe
y lo siguen tomando su Cruz.
Madre de la esperanza, que en la oscuridad del Sábado Santo
saliste al encuentro de la mañana de Pascua con confianza inquebrantable,
concede a tus hijos la capacidad de discernir en cualquier situación,
incluso en las más tenebrosas, los signos de la presencia amorosa de Dios.
Señora nuestra de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China,
en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando,
para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús.
En la estatua que corona el Santuario
tú muestras a tu Hijo al mundo con los brazos abiertos en un gesto de amor.
Ayuda a los católicos a ser siempre testigos creíbles de este amor,
manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia.
Madre de China y de Asia, ruega por nosotros ahora y siempre.
Amén.