Los sacerdotes jesuitas mexicanos Joaquín Mora de 78 años y Javier Campos de 80 años fueron asesinados el 20 de junio por hombres armados, en el interior de la iglesia de la comunidad de Cerocahui, en la sierra Tarahumara del estado de Chihuahua, México, cuando daban refugio en la parroquia a Pedro Palma de 60 años, un guía turista perseguido por narcotraficantes y también asesinado. El hecho fue comunicado públicamente un día después por miedo a represalias en la comunidad.

Otro sacerdote jesuita, que pudo salvarse de ser asesinado en ese momento, suplicó a los criminales que dejarán los cuerpos de los tres asesinados, pero estos fueron arrojaron a una camioneta y no fue hasta el día 22 de junio que las autoridades notificaron la localización de los cadáveres.

Según informa la prensa local, se sospecha que José Noriel Portillo, alias El Chueco, presunto líder regional de «Los Salazar», brazo armado del Cártel de Sinaloa, en la sierra sur chihuahuense estaría detrás del crimen. Las autoridades ofrecen 5 millones de pesos por informaciones sobre su paradero.

La región vive asediada por el control del crimen organizado de las tierras y los bosques, con miles de desplazados a punta de fusil, y la impunidad absoluta que sufre no solo esta zona marginal y pobre del norte de México, sino muchas otras en todo el país.

La Compañía de Jesús en México denunció, a través de un comunicado, el homicidio de Javier Campos, S.J. y Joaquín Mora, S.J., y condenó los hechos exigiendo justicia. Demandaron que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida de los sacerdotes, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.

“La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros sacerdotes. Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales”, dijeron los jesuitas.

Misa celebrada por Jesuitas en México
Misa por el P. Joaquín Mora y el P. Javier Campos, asesinados en México

También la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se pronunció sobre el violento acontecimiento: “Nos unimos en oración con la compañía de Jesús, en medio de tanta muerte y crimen que se vive en el país, condenamos públicamente esta tragedia y exigimos una pronta investigación y seguridad para la comunidad y todos los sacerdotes del país”.

“Hoy de manera especial nos duele, ya que se trata de dos hermanos sacerdotes que estaban cumpliendo con su labor pastoral de proteger y defender la vida del otro. Esta situación de violencia que ha alcanzado niveles alarmantes nos urge a la conversión, al cambio, a ser artesanos de paz siempre a favor de la vida”, ha dicho el obispado de Chihuahua.

El papa Francisco denunció la violencia que azota a México y lamentó el asesinato de dos de sus hermanos jesuitas al final de su audiencia general, el miércoles 22. Ofreció sus oraciones a la comunidad jesuita y dijo que estaba «triste y consternado» tras enterarse del asesinato de los sacerdotes mexicanos: «¡Cuántos asesinatos hay en México! Una vez más, repito que la violencia nunca resuelve los problemas, solo aumenta el sufrimiento inútil».

Siete sacerdotes asesinados en los últimos años

Según el P. Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedial (CCM), institución dedicada a dar seguimiento a los asesinatos de sacerdotes en México, este país sigue siendo uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio. El país contabiliza siete clérigos asesinados durante los tres años y medio que lleva Andrés Manuel López Obrador en el gobierno.

De acuerdo con la información del CCM, apenas el mes pasado fue asesinado el padre José Guadalupe Rivas Saldaña, cuyo cuerpo, después de estar desaparecido, fue localizado en un rancho cercano a la Hacienda Santa Verónica, en Tecate, Baja California. El 30 de agosto de 2021, fue asesinado José Guadalupe Popoca Soto, párroco del templo de San Nicolás de Bari, perteneciente al municipio de Zacatepec, Morelos. El 12 de junio de 2021, el religioso franciscano Juan Antonio Orozco Alvarado cayó víctima de un fuego cruzado entre dos carteles rivales, en la comunidad tepehuana de Mezquital, Durango. El 28 de marzo de 2021, se reportó el hallazgo del cuerpo sin vida del sacerdote Gumersindo Cortés González, quien trabajaba en la diócesis de Celaya, Guanajuato. El 23 de agosto de 2019, fue asesinado el sacerdote José Martín Guzmán Vega, en la comunidad de Cristo Rey de la Paz, ejido Santa Adelaida, perteneciente a la diócesis de Matamoros, Tamaulipas.

La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada lamenta estos hechos que ponen una vez más de luto a la comunidad católicaᵃ mexicana y denuncia, como lo ha hecho en el Informe de Libertad Religiosa en el mundo 2021, las violaciones de la libertad religiosa en países latinoamericanos con un historial de atentados contra los derechos humanos.  Específicamente en México se siguen cometiendo secuestros y asesinatos de sacerdotes como los dos jesuitas que murieron defendiendo sus ideales y en un templo religioso. Eran personas alegres de corazón, que siempre vivieron el don del servicio. Como muchos otros pastores fueron asesinados por atender sus responsabilidades pastorales, por intentar proteger a sus comunidades y por hablar en contra del crimen organizado.

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