El presidente de la Comisión de Justicia y Paz ve pocos avances en libertad religiosa.

Según el presidente de la Comisión Católica de Justicia y Paz en Pakistán, P. Emmanuel Yousaf, los secuestros y conversiones forzosas de mujeres jóvenes de minorías cristianas van en aumento. “El problema se agudiza día a día”, ha declarado el sacerdote en una entrevista concedida a la fundación Internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

Las más afectadas son las mujeres y niñas de las minorías cristiana e hindú de las provincias de Sind y Punjab. El P. Yousaf señala que allí hay leyes contra los matrimonios infantiles y los matrimonios forzados, pero que no se aplican: “Una de las razones es que todo ello afecta principalmente a cristianos e hindúes, y que en Pakistán la presión procede de la sociedad y del lado musulmán. Presionan a las familias y a las niñas”. Sin un proceso judicial, resulta imposible liberar a las mujeres de los secuestradores musulmanes radicales, y ello consume mucho tiempo y dinero, añade. “Además, los abogados tienen miedo a ocuparse de estos casos, al igual que los jueces”.

Un grupo pequeño, pero influyente de musulmanes radicales

El P. Yousaf subraya que, en Pakistán, los musulmanes radicales representan una minoría pequeña, pero influyente: “Tengo muchos amigos musulmanes, pero son una mayoría silenciosa. Allí radica el problema”. El sacerdote considera que también la opinión pública occidental debería abordar repetidamente la situación de los derechos humanos en Pakistán y reclamar una mejor aplicación de la ley.

En opinión del P. Yousaf, esto último también debería valer para las leyes contra la blasfemia, que castigan todo agravio contra el islam y el profeta Mahoma y que, a menudo, se utilizan para saldar cuentas personales, un problema que afecta tanto a cristianos como a musulmanes. “Con frecuencia, subyace una disputa personal o un conflicto por tierras”, indica, y explica que cuando un cristiano es acusado de blasfemia, lo que hacen es reunir a los musulmanes de las localidades afectadas y vecinas: “Acuden y saquean las casas, y prenden fuego a la iglesia”. Su principal preocupación no es cambiar o abolir las leyes contra la blasfemia, “sino detener el abuso que se hace de ellas”, subraya el sacerdote.

Numerosos prejuicios contra los cristianos

Los cristianos, que representan a menos del 2% de la población pakistaní, tienen que hacer allí frente a muchos prejuicios, explica: “Muchos piensan que podemos conseguir un visado para viajar al extranjero en poco tiempo, pero eso no es cierto. Dicen que pertenecemos a Europa porque somos cristianos, pero nosotros también somos paquistaníes y amamos nuestro país”.

En cuanto a la libertad religiosa, señala que apenas hay avances en Pakistán y que por eso es tan importante el apoyo de organizaciones como ACN, que lleva años colaborando estrechamente con Emmanuel Yousaf y la Comisión de Justicia y Paz. Gracias a ello, la comisión puede pagar las costas legales de las familias cuyas niñas han sido secuestradas o llevar a cabo actividades de sensibilización sobre las violaciones de derechos humanos, afirma el sacerdote: “Estoy muy agradecido a ACN, que es un gran apoyo para nosotros. Y es que acudir a los tribunales es muy caro. No obstante, seguiremos luchando por estas pobres chicas”. En esta lucha, asegura, siguen ocurriendo “pequeños milagros” por los que merece la pena perseverar.

Según un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en verano de 2022, en 2021 hubo al menos 78 casos documentados de jóvenes secuestradas en Pakistán, obligadas a convertirse al islam y forzadas a casarse. El informe ha sido elaborado por el Centro para Justicia Social (CJS) de Lahore. Además, el CJS también presenta 84 casos documentados de 2021 en los que se procesó a pakistaníes por blasfemia. Según estos observadores, es probable que las cifras reales sean mayores porque muchos de estos casos no se denuncian a la policía.